Cuando nacemos, la vista es el sentido que menos hemos desarrollado de todos. Su evolución en cambio, se produce rápido en las primeras semanas de vida. No nacemos “viendo” sino con la “capacidad de aprender a ver”, y la madurez visual va ligada al resto de maduración motriz y neuronal.
En el desarrollo del sentido visual, cuentan con gran importancia el crecimiento y las experiencias del niño con su entorno. De esta forma, a medida que se desarrollen otros sentidos y el niño gane autonomía, su desarrollo visual se irá adaptando y evolucionando; el niño aprende a ver según las condiciones de su entorno.
Todo esto, se refiere a un desarrollo biológico del sentido visual en el que cada niño tendrá su ritmo y sus propias capacidades a medida que va creciendo. Pero, el sentido visual, al igual que el resto de los sentidos, puede desarrollarse también en un ámbito creativo.
A través de distintos y divertidos ejercicios, podremos enseñar a los niños a educar la mirada de forma artística para que aprendan a componer grandes imágenes, como por ejemplo en la fotografía.
Crear un collage:
Es una herramienta excepcional no sólo para que los niños creen nuevas imágenes a través de recortes y libre albedrío; es también una manera indirecta de que los niños vean muchas y distintas fotografías de las cuales elegirán los elementos que más les atraigan y les sean útiles para la obra que estén creando. Así pues, conseguimos que además de componer una imagen, estudien distintas fotografías, seleccionen y además se diviertan.
Lectura de Cómics:
No importa que el niño no sepa leer. Los cómics son geniales para que una historia se entienda únicamente a base de ilustraciones. Son divertidos, no son excesivamente largos, son variados, dinámicos y nos van a ayudar a educar la mirada. Los cómics tienen la peculiaridad de contar grandes historias a través de imágenes. Eso es lo que todos los fotógrafos quieren y sólo lo que los más grandes consiguen. Leer un cómic, es leer fotografía de forma divertida para los niños.
Ilustrar:
Es curioso ver el desarrollo del crecimiento en los niños a través de sus dibujos. Cómo van siendo conscientes de que existen partes del cuerpo humano y empiezan a incluirlos en sus dibujos. Conceptos como la familia, el clima… Pueden contarnos muchas cosas del ritmo de su crecimiento en sus ilustraciones. Nosotros, podemos enseñarles a componer también mientras dibujan.
Un ejemplo es el siguiente: Dibujaremos una casa sobre un suelo que se encuentra exactamente en el centro de la hoja. Primero, pegaremos a este dibujo un folio en blanco por debajo; de esta forma el niño ilustrará el jardín con todos sus elementos (flores, animales, árboles…). Podremos hacer lo mismo poniendo una hoja en blanco sobre la casa y así se concentraran en componer un dibujo completamente distinto basándose en los elementos del cielo. El objetivo es utilizar un mismo elemento (la casa) para conseguir dos dibujos muy distintos.
Fotografiar:
Para aprender a fotografiar hay que sacar fotos, muchas fotos. Para ello, podremos conseguir una cámara específica para los niños o podremos dejarles un antiguo móvil que no usemos, es más que suficiente. A los niños les encanta fotografiar, ojalá tanto como ser fotografiados. Podremos ver como empiezan a interesarse por fotografiar cada vez objetos distintos. Primero, empezaran a fotografiarlo todo, sin orden y repetidas veces. A medida que se familiarizan con la cámara, empezaran a fotografiar cosas pequeñas y que les generan curiosidad y acabaran por fotografiar retratos pidiéndonos que hagamos gestos o distintas posturas.
Nos enseñaran sus fotos y es muy importante que mostremos interés, que expresemos cuales nos gustan más y que entre todos imprimáis las que más os hayan gustado. De esta forma, no sólo daremos valor a lo que hace, sino que resaltaremos las más bonitas, es decir, las que mejor ha compuesto. Crear su propio álbum es otra gran herramienta para aprender fotografía.
Los niños tienen una capacidad de imaginación y creación increíbles, pero hay que tener en cuenta que a ellos siempre les atraen más las actividades dinámicas, divertidas y que se realizan en un corto periodo de tiempo. Si insistimos mucho en una actividad podremos convertirla en pesada y aburrida, así que respetaremos el ritmo del niño para que así no acabemos por agotar el interés del mismo en los ejercicios.
Conseguiremos aprender y pasárnoslo bien en ratos cortos, intensos y sobre todo muy divertidos.
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