No soy partidaria de los deberes escolares, por lo menos no de la forma que se envían hoy en día. Tengo para escribir otro artículo sobre los deberes que se envían durante el curso, pero por el momento hablaré sobre los de verano.
Durante el curso nuestros peques suelen soportar mucha presión y estrés; en el sistema educativo competitivo actual todo va encaminado a ser el “mejor”. El o la mejor en matemáticas, en idiomas, en el deporte… Aparte de las horas lectivas también suelen estar apuntados a varias actividades extraescolares y si esto es poco casi todos los días tienen trabajos para hacer en casa enviados de la escuela o del extraescolar.
¿Y al llegar el verano qué? ¡Pues más deberes para casa! Los cuadernos de ejercicio, los libros de repaso, los problemas que están llenos de textos…
Se les suele mandar cuadernos de ejercicios por el miedo de que los niños olviden lo que han aprendido durante el curso, cuando lo hacen en 2-3 días cuando empieza el verano o antes de que acabe corriendo y a toda prisa. En el mejor de los casos y los padres y madres estando encima, habrá algún que otro niño y niña que estará haciendo cada día unos minutos… pero no es lo más habitual.
Si se tienen que enviar deberes para casa, tendrían que ser adecuados a cada niño y niña. Todos los peques no son iguales y no tienen por que realizar el mismo trabajo. No obliguemos a que un niño o una niña que anda mal en matemáticas se pase todo el verano haciendo actividades de mates. Bastante sufrirá ya durante el curso.
Si por ejemplo el objetivo es fortalecer las matemáticas, deberemos de darle las herramientas adecuadas para que le coja el gustillo. Que no lo tome como un castigo, si no como un juego. Hay un montón de juegos y juguetes para practicar las mates. También puede trabajar cuando este en la naturaleza contando, clasificando, agrupando, multiplicando… las cosas que ve. Y calculando las distancias, espacios y superficies durante las excursiones.
Igual en el caso de los idiomas y la lectura. Habría que “negociar” con el peque, en el caso de leer preguntarle que es lo que quiere, elegir los textos de su gusto y que empiece poco a poco. Podemos indicarle que nos interesa lo que lee y que se anime a medida que va adelante a contarnos, a dibujar lo que ha leído, representar, expresarlo con una manualidad…
Que los deberes de casa sean la exploración, la recogida de piedras, ir a la montaña, montar en bicicleta, dibujar, hacer manualidades… que dejen en marcha la imaginación y veréis lo preparado que tendrán la mente para el siguiente curso!
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